Narra la relación del pintor
de la época dorada holandesa, Johannes Vermeer, con una criada que a la postre
sería quien sirviera de modelo de su famoso cuadro conocido, entre otros
nombres, como La Mona Lisa Holandesa.
Esta película tiene algo muy
especial, podría asegurar que no he visto nada igual desde el punto de vista
fotográfico, realmente extraordinaria. Traslada a celuloide de manera calcada
los lienzos de este gigante de la pintura barroca. A través del granulado, la
luz y el juego del claroscuro consigue la ambientación idónea. Si a eso se le
suma una escenografía, un maquillaje y un vestuario muy cuidado, la convierten
en algo que yo denominaría como “película-cuadro”. Además el director tiene la
habilidad y el acierto de detener el tiempo y rodar el instante. Uno parece
sentir descubrir qué pasa antes, durante y después del momento pintado. Para
disfrutarla como el que contempla un cuadro en
movimiento durante hora y media.
El argumento y las
interpretaciones están bien pero a mi criterio aquí son casi lo de menos. De
cualquier modo Scarlett Johanson brilla por sí misma en este filme.
Imprescindible para los
amantes de la pintura.
12/01/2013
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