Grandilocuente película con un destacado
elenco pero cuyo resultado es mediocre. Parece extraño, ya que nada en ella es
así. Buen casting, magnífica historia basada en un clásico de la literatura
norteamericana (F. Scott Fitzgerald) y producción ambiciosa en la que da la
sensación que no se ha escatimado en gastos.
Pero también adolece de una sobredotada aunque comprensible pretenciosidad
y una artificiosidad desaforada.
Lo más chocante, que tratándose de la
época del jazz, prácticamente toda la música que aparece es actual. Juega con
ese anacronismo para darle un aire más moderno y original, desde mi punto de vista
erróneo ya que, entre otras cosas, nos priva de uno de los máximos atractivos
de esa nostálgica época y hace que no entres en la historia, acaba pareciendo
todo un videoclip. Solo nos permiten deleitarnos con Rapsody in Blue de Gershwin
en un momento del filme y quizás solo por eso merezca la pena verla. Tampoco me
gusta la fotografía, han querido hacer una mezcla de antigüedad y modernidad
que no me resulta del todo atractiva. Es y se hace demasiado larga, a pesar de
tratarse de un libro que apenas llega a las 250 páginas.
Aún así hay cosas que me gustaron. El
corazón de la historia es grandioso, lo que puede llegar a hacer una persona por
amor. Cómo el protagonista, un gentleman con una seguridad propia de su
miticidad, se desmorona ante su debilidad sentimental. Y desde luego, la puesta
en escena de las fiestas en la casa de Gatsby, no se me ocurre ningún
espectador al que no le gustara estar allí cuando lo está viendo en la
pantalla.
Vuelvo a recomendar “Medianoche en
París”, de Woody Allen, si queréis ver al “propio” F. Scott Fitzgerald (ficticio) con su
esposa Zelda en la vida parisina.
17/05/2013
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