Menú

sábado, 9 de noviembre de 2013

CANÍBAL


Muchos eran los alicientes para acudir a ver esta obra de Manuel Martín Cuenca. Película ambientada y rodada íntegramente en Granada, proyectada en la única sala de cine tradicional de la ciudad (Cine Madrigal) y coloquio-presentación del propio director en dos de las sesiones del domingo, hecho insólito y que brindaba una oportunidad singular. Esto sin contar el ambiente de rodaje que se vivía en la Semana Santa pasada y las veces que me crucé por mi barrio con el protagonista, Antonio de la Torre, sobretodo en la frutería.

Varios planteamientos estéticos hacen que sea una pieza original, por ejemplo y más llamativo, la casi ausencia de música. Carece de una banda sonora original tradicional o música incidental, toda la que aparece además de escasa es diegética, es decir, tiene una justificación en pantalla, bien porque la escucha el personaje en la radio o porque la toca una banda visible. Destacan de ese modo los silencios, y los sonidos insignificantes adquieren relevancia. Otro aspecto reseñable es la frialdad del protagonista, una pasmosa flema que transmite un aparente asentimentalismo, llevado a cabo por una interpretación muy contenida o plana, en sentido positivo, que se antoja bastante meritoria por parte de Antonio de la Torre y que le da un toque mucho más enigmático al personaje.


Aparte de eso, el comienzo es pausado, intrigante e hipnótico y a la vez rotundo e impactante. Eso hace que enganche rápidamente y produzca interés. Pero a medida que avanza, lo poco que sucede se produce con excesiva lentitud y se hace bastante pesada. Cuenta poco en algo menos de dos horas de metraje. Esa mesura interpretativa y linealidad emocional se contagia al espectador y acaba siendo irritante.


Al final la sensación que da es de una película correctamente dirigida pero algo pretenciosa, con vocación de película de autor, que busca ese gusto intelectual en el que los planos y los silencios alargados son un valor en sí mismo, un poco a lo Isabel Coixet, y que hacen las delicias de los/as gafa-pasta. Seguro que esos aspectos que parecen banales o sin sentido, tienen un simbolismo y un significado muy profundo al cual las mentes enanas no alcanzamos a entender con el simple visionado. Hará falta una reflexión más sesuda o una explicación posterior. Lo realmente cierto es que a veces se agradece otro tipo de cine menos efectista y previsible que el estadounidense pero en muchos de los casos el resultado son casi dos horas de hastío y sopor.


Para mí lo más positivo de la velada fue la posibilidad de ver in situ al director presentando la película y reencontrarme con el cine Madrigal que tanta nostalgia me produce. Lo hallé mucho mejor de lo que recordaba, y me trajo a la memoria al clásico cine Prytania de Nueva Orleans, que se cita en La Conjura de los Necios. Lo vi más grande, cómodo y lleno de sabor a cine de verdad, de toda la vida. Un clásico de los que, por desgracia, quedan pocos ya en España.


20/10/2013


4 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo en que Antonio de la Torre es perfecto para este personaje, refleja perfectamente con su gesto lo yermo y "vacío de sentimiento" de este personaje tan despreciable como entrañable a partes iguales. A mi no me pareció tan lenta, muchas veces creemos que una película que nos hace experimentar sensaciones que "pensamos negativas" es porque no esta bien planteada pero ¿y si esa es precisamente la intención de la película?... Creo que este es el ejemplo perfecto. Es cierto que la película es pausada o lenta si lo prefieres jejeje pero creo que es precisamente el objetivo del director, crear una atmósfera opresiva entorno a ese personaje tan "infeliz" en realidad, es un método mas de enfatizar y empatizar con este personaje y entender porque hace lo que hace. Desde mi punto de vista consigue meternos de lleno en su mini-universo donde no tiene nada mas allá de su casa y su trabajo (tan solo tiene que cruzar la calle para llegar de un sitio a otro) y como "al menos yo lo entiendo" esto lo atrapa aun mas en su asfixiante vida cotidiana, tan solo en la montaña se siente lejos de todo y de todos como el dice, geniales las tomas de una sierra nevada fría, vacía y yerma, precisamente tan fría, vacía y yerma como el mismo.

    A mi me pareció una película genial quizás se pueda entender como un poco "Hipster o Gafa pasta" pero yo no estoy de acuerdo.

    Por cierto haciendo una referencia al cine clásico que tanto me gusta jejejeje son muchas las similitudes de este personaje (que no recuerdo el nombre) con el Norman Bates de Psicosis...ahí lo dejo porque esto es tema para otro post ;)

    ResponderEliminar
  2. También estoy de acuerdo en que el objetivo del director era el crear esa atmósfera que reflejara la personalidad del personaje, pero para mi gusto lo hace de una forma tan pretenciosamente sobria que acaba aburriendo. Lo que sí que no consigo es empatizar ni comprender al protagonista. También recuerdo que me sorprendió la tranquilidad con la que perpetra sus crímenes, tal vez por la también sorprendente incompetencia policial.

    ResponderEliminar
  3. Yo sigo pensando que Granada tiene muchos rincones y muchos lugares que pueden ser un gran atractivo para acechar a sus víctimas y para crear situaciones llenas de suspense y donde la tensión tenga mas protagonismo. A mi me gusta el hecho de que no tenga banda sonora original y de que los sonidos ambiente adquieran un mayor protagonismo, es algo que me gusta, me resulta atractivo. Me parece que la pelicula parte de una idea muy buena peri que no se ha sabido desarrollar bien.

    ResponderEliminar
  4. Una película en la que las partes están mejor que el todo ya que, efectivamente, el ritmo era demasiado lento y pausado; aunque tiene secuencias y momentos extraordinarios.

    ResponderEliminar