Podríamos definir esta miniserie con el
tópico dicho shakespeareiano de “mucho ruido y pocas nueces”. Mal resumida, no
del todo bien ambientada, efectos visuales casi inaceptables, con irritantes
cambios sobre lo archiconocido bíblico, vestuario, peinados y maquillajes
anacrónicos, excesiva pulcritud y bótox, sin emoción, sin alma. Por no tener no
tiene ni una triste estrella que llevarse a la vista, máxima que han seguido
hasta las más flojas adaptaciones de cualquier cosa relacionada con el texto
sagrado, por muy televisivas y cutres que fueran. Comienza fuerte pero va a
peor. Resulta hasta gracioso un diablo que, como muy bien publicaron, tiene un
más que razonable parecido con el presidente Obama pero vestido de una especie
de emperador Palpatine de Star Wars o del iconográfico asesino de Scream, casi
ridículo.
La que parecía una aburrida recreación
de la historia de Jesús de Nazareth hecha por Franco Zefirelli, queda como una
obra maestra con sobreabundancia de leyendas de Hollywood al lado de ésta.
Resumiendo, un despropósito.
01/04/2013
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