En la versión doblada que tuve oportunidad de ver, la actuación de Leto haciendo de transexual resulta sobreactuada y su voz es incluso ridícula, sin duda el más perjudicado por el doblaje. En McConaughey se intuye un encomiable trabajo haciendo de malhumorado cowboy, drogadicto y homófobo, diagnosticado como seropositivo y que utiliza todos los medios que tiene a su alcance para luchar contra su enfermedad, enfrentándose incluso a la industria farmacéutica.
El filme está muy en la línea de otros tantos que han brindado galardones a sus intérpretes. Dramas que requieren grandes cambios físicos muy efectistas y/o que están hechos exclusivamente para el lucimiento de sus estrellas y en los que el guión casi queda en un segundo plano. Recuerda a títulos como “Philadelphia”, “Boys don’t cry”, “Erin Brockovich” o “Monster”.
Por lo demás, la película no deja ningún poso en la memoria y resulta indiferente, aunque tampoco está mal del todo.
Es inevitable recordar la labor de Leonardo di Caprio en “El Lobo de Wall Street”, para mí mejor que McConaughey en esta, ya que hace un despliegue de registros mucho más amplio y por tanto es más merecedor del Óscar. Incluso Chiwetel Ejiofor en “12 Años de Esclavitud” se muestra más brillante que el finalmente ganador. No hay que desmerecer el trabajo de McConaghew pero su papel cuenta con todos los elementos típicos que siempre premia Hollywood. Parece que no aceptan la comedia o personajes más políticamente incorrectos.
08/04/2014
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