Entretenido y formativo filme dirigido especialmente a los expertos en paleontología de la casa, los niños. No destaca por su original guión pero presenta un contenido didáctico de una manera muy atractiva. Con aspecto de documental introduce una simpática historia que hace las delicias de los más pequeños.
Es una divertida lección de hora y media en la que se nos muestra una serie de dinosaurios que intervienen en el desarrollo de la acción, con un pájaro prehistórico como narrador y cuya aparición de cada especie se hace a través de una ficha descriptiva congelando la imagen y leída por un niño en voz en off que hace conectar mejor aún con este público.
Utiliza las más modernas técnicas de animación para integrar a la perfección a los digitalizados saurios, que parecen reales, en unos maravillosos paisajes naturales y de esta forma hacernos disfrutar de una fiel recreación de las costumbres de estas apasionantes criaturas extintas. Como recurso curioso, los personajes hablan pero no mueven la boca antropomórficamente para pronunciar las palabras, sino que emiten sonidos y lo que escuchamos son algo así como sus pensamientos dentro de un comportamiento que en su mayoría pretende ser genuinamente animal.
En este caso el 3D aporta a la historia, ya que se utiliza para interactuar con el espectador.
Es bonita para verla con un crío al lado y su gran valor educativo le hará formar parte de los archivos audiovisuales de los departamentos de ciencias en los centros educativos.
31/12/2013
Esta es una de esas películas que te pueden hacer aborrecer una saga por muy idolatrada que la tengas, como era mi caso. Es confusa, demasiado larga y pesada, con lo que se pierde el hilo y el interés con facilidad. Mucho más sórdida y sombría que su predecesora, queda reflejado incluso en la fotografía, que pasa de una luminosidad colorista en la primera a una paleta cromática grisácea en esta segunda. Sólo algunas secuencias aisladas me hicieron luchar contra mi propia somnolencia. Una entrega que, evidentemente, no tiene un principio ni un fin debería revelar un desarrollo sustancial pero parece manifestar, por el contrario, el empeño de alargar una historia con un propósito más mercantil que artístico.
A destacar, el dragón y la magnífica recreación de la gruta del tesoro.
Sólo recomendable para los muy fieles seguidores.
29/12/2013
Hasta ahora y según mi criterio, las películas de Woody Allen podría dividirlas en dos categorías: las buenas, que afortunadamente son más, y las no buenas, ya que no me atrevería a calificar de mala cualquier cosa que pueda realizar este dios del cine. La que nos ocupa la echaría al saco de las primeras, aunque no sea excelente. Si le diera una puntuación, cosa a la que no acostumbro, le daría alrededor del 6.
La idea y el guión es, más que original, tremendamente actual. Da la impresión de que el bueno de Woody, cuya relación con nuestro país es fluida y cordial, está al corriente de los noticieros patrios y ha querido retratar alguno de los sonados casos de corrupción que padecemos, tipo Bárcenas o Urdangarín, aunque es lógico pensar que allí también ocurren.
Parece mentira que hasta de un tema tan deprimente, consiga hacer una comedia divertida. Es llamativo cómo domina los registros de las diferentes clases sociales y la manera tan cierta con la que muestra la relación entre ambas.
Destaca el trabajo de Cate Blanchett, o eso se intuye a pesar del doblaje que tanto peso tiene en las películas de Allen, ya que se sustentan en la palabra más que en la imagen. Y es que este genio es un asombro de ocurrencia y prolificidad, su creatividad literaria le permite escribir y dirigir una película por año (¿tendrá uno o varios negros?).
En definitiva, un filme correcto y agradable que reconforta por su justicia y su interesante análisis social y que está dedicado especialmente a aquellos ridículos especímenes que, permitidme la expresión, “cagan en alto”. Toda una lección, aunque sin excesiva moralina.
28/11/2013
Pocas veces he salido del cine con una sensación tan profunda de admiración por lo que acababa de ver. Durante la proyección disfruté y me maravillé con todo aquello que acontecía en la pantalla y terminé absolutamente impresionado. Tal vez sea también producto de que no esperaba gran cosa de ella, me habían dicho que estaba bien, pero no imaginaba que tanto. Es más, ahora me extraña que no le hayan dado todo el bombo que merece. Quizás cuando lleguen los Globos de Oro y los Óscars obtenga los premios que le corresponden, que a mi entender serían muchos.
Lo más portentoso es que, aún destacando muy por encima en cantidad lo técnico de lo humano en ella, consigue emocionar. Cuenta prácticamente con dos actores única y exclusivamente, ni extras ni figuración ni nada, tan solo aparece un tercer astronauta cuya participación es anecdótica, así como las voces terrestres de los ingenieros. Si tenemos en cuenta el tiempo que interviene George Clooney, podríamos decir que es casi un monográfico de Sandra Bullock. Para aquellos que la admiren disfrutarán muchísimo y para los que le tengan un poco de manía deberían olvidarse de eso porque está magnífica.
Su director Alfonso Cuarón, realiza un trabajo impecable de prodigio técnico como digo, y en este sentido creo que ha llegado al culmen. El efecto de ingravidez, los módulos espaciales y el respeto a la ciencia y a la física son asombrosos. Da la impresión de estar viendo un documental de la NASA más que una película, pero al mismo tiempo es muy cinematográfica. El 3D contribuye de manera consustancial y completa la experiencia audiovisual.
A través de un excelente guión, realizado por el propio Cuarón y su hijo Jonás, mantiene un interés constante. Los momentos de lógica calma espacial se ven alterados por una sucesión de acontecimientos que hacen de este filme un viaje apasionante. Desde el principio hay un ritmo narrativo regular de tensión-distensión perfectamente trazado que conserva la atención del espectador hasta el final.
A destacar igualmente el preciso estudio y análisis que han realizado director y actriz sobre el personaje protagonista y lo bien que lo han comprendido para desarrollarlo (una doctora preparada y entrenada para cumplir con eficacia su misión galáctica, con todo el bagaje y personalidad que eso supone y a la que se le suma un trauma reciente). La actuación se ajusta perfectamente a la envergadura de esta gran película, a pesar del riesgo que conlleva el hacer casi un monólogo interpretativo.
Conclusión, un realismo exacerbado, una interpretación espléndida y un guión muy bien construido, junto a unas imágenes que son pura belleza, dan como resultado una obra maestra de 10 que podríamos calificar como un auténtico poema visual.
30/10/2013

Parece cierto afirmar que ser un producto de Pixar o de Dreamworks en este caso, resulta ser sinónimo de diversión y entretenimiento y desde luego “Turbo” no es una excepción.
A pesar de que da la impresión de que es una copia de “Cars” pero hecha por la competencia, y es posible que lo sea, cumple perfectamente su cometido, que no es otro que hacer pasar un buen rato a pequeños y grandes.
El argumento es uno de tantos que no destaca por su originalidad y que simplemente viendo el cartel somos capaces de adivinar. Incluso el mensaje, que parece estar tanto de moda y que nos intentan inculcar últimamente desde tantos sitios, es el típico de “Si persigues un sueño y luchas fuerte por él, puede hacerse realidad por muy difícil que parezca”. Lo curioso en este caso, es que ese sueño realizado no es producto del esfuerzo y del trabajo personal sino de la providencia y de esta forma resulta mucho menos plausible.
En cualquier caso está perfectamente realizada, la sensación de velocidad y los planos a vista de caracol, es decir, a ras de suelo son impresionantes. El ritmo narrativo es trepidante, como no podía ser de otra forma tratándose de una película que tiene como protagonista la velocidad. Sería deseable que algunas películas enfocadas a otro tipo de público aprendieran de éstas esa manera de contar una historia.
Como curiosidad reseñar que uno de los personajes está hecho a imagen y semejanza del cofundador de la Dreamworks Steven Spielberg.
Altamente recomendable para los niños (y) amantes del motor.
29/10/2013
Divertidísima película del mejor Álex de la Iglesia. Es ágil, fresca y trepidante.
Trata de aquella creencia ancestral en la que lo femenino se asociaba con lo diabólico y pecaminoso y donde a las mujeres que destacaban por su personalidad, conocimiento, iniciativa e independencia se les acusaba de brujería y se les condenaba a la hoguera, y por supuesto también de aquellas que efectivamente la practicaban. Partiendo de esa premisa, se establece un paralelismo con mucha sorna y retranca, entre aquellas brujas de antaño y estas “brujas” modernas de hoy día y que podrían ser la tía, la mujer, la novia o la sempiterna suegra de uno.
Se presenta a esta nueva mujer dominadora, fruto tal vez de la lógica justicia social que adeuda la historia de la humanidad a este género pero que, en algunos casos, ha dado como resultado una caterva de hombres desubicados y subyugados ante una mujer tiránica y dictatorial, imitando aquello más despreciable masculino y es que, al fin y al cabo, pertenecemos a la misma especie. De esta forma el espectador (hombre sobre todo y que aquí es una víctima) se podrá reconocer y sentirse identificado con ciertas situaciones domésticas, a pesar de desarrollarse dentro de un entorno semifantástico.
Los dos protagonistas principales e ídolos de jovencitas Hugo Silva y Mario Casas están fantásticos, parece que a base de trabajar mucho se van a convertir en buenos actores y todo. Destacan incluso por encima de grandes como Terele Pávez y Carmen Maura.
Digna de mención es la disparatada intervención de Santiago Segura y Carlos Areces, que hacen de las típicas “titas brujas” que todo el mundo tiene.
Se pueden ver claros guiños a películas como “El Señor de los Anillos”, con criatura Golum incluida y momentos que nos pueden recordar a filmes de Robert Rodríguez como “Abierto hasta el amanecer”.
El último tramo se hace un poco largo y se convierte en la típica orgía de tiros a la que Álex de la Iglesia nos tiene acostumbrados, pero el global de la película es bastante bueno.
Muy recomendable para pasar un rato divertido. Las chicas deben tomársela con mucho sentido del humor, tal y como está concebida.
28/10/2013
Muchos eran los alicientes para acudir a ver esta obra de Manuel Martín Cuenca. Película ambientada y rodada íntegramente en Granada, proyectada en la única sala de cine tradicional de la ciudad (Cine Madrigal) y coloquio-presentación del propio director en dos de las sesiones del domingo, hecho insólito y que brindaba una oportunidad singular. Esto sin contar el ambiente de rodaje que se vivía en la Semana Santa pasada y las veces que me crucé por mi barrio con el protagonista, Antonio de la Torre, sobretodo en la frutería.
Varios planteamientos estéticos hacen que sea una pieza original, por ejemplo y más llamativo, la casi ausencia de música. Carece de una banda sonora original tradicional o música incidental, toda la que aparece además de escasa es diegética, es decir, tiene una justificación en pantalla, bien porque la escucha el personaje en la radio o porque la toca una banda visible. Destacan de ese modo los silencios, y los sonidos insignificantes adquieren relevancia. Otro aspecto reseñable es la frialdad del protagonista, una pasmosa flema que transmite un aparente asentimentalismo, llevado a cabo por una interpretación muy contenida o plana, en sentido positivo, que se antoja bastante meritoria por parte de Antonio de la Torre y que le da un toque mucho más enigmático al personaje.
Aparte de eso, el comienzo es pausado, intrigante e hipnótico y a la vez rotundo e impactante. Eso hace que enganche rápidamente y produzca interés. Pero a medida que avanza, lo poco que sucede se produce con excesiva lentitud y se hace bastante pesada. Cuenta poco en algo menos de dos horas de metraje. Esa mesura interpretativa y linealidad emocional se contagia al espectador y acaba siendo irritante.
Al final la sensación que da es de una película correctamente dirigida pero algo pretenciosa, con vocación de película de autor, que busca ese gusto intelectual en el que los planos y los silencios alargados son un valor en sí mismo, un poco a lo Isabel Coixet, y que hacen las delicias de los/as gafa-pasta. Seguro que esos aspectos que parecen banales o sin sentido, tienen un simbolismo y un significado muy profundo al cual las mentes enanas no alcanzamos a entender con el simple visionado. Hará falta una reflexión más sesuda o una explicación posterior. Lo realmente cierto es que a veces se agradece otro tipo de cine menos efectista y previsible que el estadounidense pero en muchos de los casos el resultado son casi dos horas de hastío y sopor.
Para mí lo más positivo de la velada fue la posibilidad de ver in situ al director presentando la película y reencontrarme con el cine Madrigal que tanta nostalgia me produce. Lo hallé mucho mejor de lo que recordaba, y me trajo a la memoria al clásico cine Prytania de Nueva Orleans, que se cita en La Conjura de los Necios. Lo vi más grande, cómodo y lleno de sabor a cine de verdad, de toda la vida. Un clásico de los que, por desgracia, quedan pocos ya en España.
20/10/2013