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domingo, 16 de agosto de 2015

EL NADADOR

Para una de estas tardes estivales de playeo o piscina en la que la soporífera y tórrida sobremesa, con su ya típica extensa digestión, se hace más llevadera visionando una refrescante película al amparo del aire acondicionado, os recomiendo este extraordinario filme, que viene que ni pintado.

Desde luego que no se encuentra en las listas de las 100 mejores películas de la historia del cine, pero debo decir que ha sido todo un descubrimiento para mí.

Dirigida por Frank Perry en 1968 y protagonizada por un maduro Burt Lancaster, cuenta con un aparentemente sencillo y lineal guion que parte de una premisa que podríamos calificar como infantil (atravesar a nado las diferentes piscinas que existen de camino a su casa), pero que poco a poco descubrimos que se convierte en algo más, prácticamente en una metáfora de la vida.

Todos los pequeños detalles tienen su sentido y funcionan casi como lo hacen los diferentes personajes que aparecen en la obra maestra literaria de Antoine de Saint-Exupéry, “El Principito”.

Su simplicidad, su teatral puesta en escena, la romántica y a la vez dramática música de Marvin Hamlisch con la que debutó en el cine, su preciosa fotografía y las fabulosas interpretaciones de sus protagonistas, te atrapan y te sumergen rápidamente en una historia que no sabes a dónde te va a llevar pero que te cautiva.

El trabajo de Lancaster es realmente memorable, con un papel hecho a su medida, está soberbio.

En definitiva, una de esas injustamente poco conocidas obras maestras que nos esconde el cine clásico.

16/08/2015

2 comentarios:

  1. ¡Gran película! Un formidable y maduro Burt Lancaster que nos habla, a través de una puesta en escena surrealista, del irrealizable "sueño americano". Una joya del cine no valorada suficientemente. Muy de acuerdo con tu análisis, José.

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    1. Cómo tú bien dices, cuenta el lado más dramático del sueño americano.

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