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miércoles, 12 de marzo de 2014

ROMA, CIUDAD ABIERTA

No acostumbro a utilizar este foro para comentar clásicos consagrados de la historia del cine, me parece por lógica innecesario, pero en algunos casos como este, haré algunas puntualizaciones al respecto.

Desde niño, cuando empecé a ver cine clásico y a interesarme por él, escuchaba este título como culmen del Neorrealismo italiano y una de las obras maestras del cine mundial. Por circunstancias, hasta ahora no había tenido la oportunidad de verla, pero gracias al festival de cine clásico de Granada, Retroback, con el que la ciudad se impregna por unos días de la época dorada de Hollywood, pude acercarme a ver por fin este prodigio artístico en pantalla grande y a la magnífica Anna Magnani.

Después de tanta expectativa y como suele ser habitual, mi decepción fue mayúscula y esto me lleva a una reflexión que muchos puedan creer perversa, chovinista y probablemente errónea. Considero que el cine clásico italiano, con directores como Rosellini, Visconti o Fellini, está sobrevalorado en el panorama internacional en detrimento del cine español y los genios de Buñuel, Berlanga, Bardem o Sáez de Heredia, que para mí están muy por encima. Lo mismo ocurre con el cine clásico francés y su Nouvelle Vage. Quizás esto sea producto de la situación política y el aislamiento que vivió nuestro país durante 40 años y de las antipatías foráneas de las que seguramente gozó. Pienso que aún no se le ha dado el sitio que merece fuera de nuestras fronteras a maravillas como “Calle Mayor”, “Historias de la Radio”, “El Verdugo” o “Plácido”, por citar unas pocas. Tan solo a Buñuel y a sus aclamas “Un perro andaluz”, “Viridiana”, “Tristana” o “El discreto encanto de la burguesía”, se le ha concedido tal reconocimiento, lógico también por sus trabajos internacionales en México y Francia.

12/03/2014

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