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viernes, 31 de julio de 2015

JURASSIC WORLD

Aunque alejada de su estreno, no quisiera dejar de compartir una de las películas que nos han hecho revivir algunas de las sensaciones que tuvimos hace más de 20 años toda una generación, sobre todo los que éramos chavales a principios de los 90.

Dirigida por el joven Colin Trevorrow, quien a buen seguro quedó marcado en su adolescencia con la fascinante recreación de los saurios realizada por Spielberg, también productor en ésta, en el estreno de la original en 1993, pretende retomar aquella magia de la primera entrega de la saga, que se fue diluyendo en las sucesivas partes, y ciertamente lo consigue. Todo ese mundo que soñó el viejo John Hammond (Richard Attenborough), se hace realidad pero con una tecnología e imagen más avanzada y moderna.

El guion y el reparto también cuentan con elementos que nos ofrecen ciertos paralelismos con la primigenia. Aunque las interpretaciones no son especialmente remarcables, de hecho los niños resultan algo cargantes y la imponente planta de su protagonista masculino, Chris Pratt, un auténtico macho alfa, adolece de cualquier atisbo de expresividad, destacaría el trabajo de Bryce Dallas Howard y la sorpresiva participación del científico oriental que aparecía en la primera, BD Wong, así como el “Soldado Patoso” de “La Chaqueta Metálica”, entre otras cosas, Vincent D’onofrio, el divertido cuidador de “Intocable”, Omar Sy, o la ya habitual presencia americana del indio Irrfan Khan (“Slumdog Millionaire” o “La Vida de Pí”).

Otro de los atractivos es poder volver a disfrutar de la grandiosidad de la música que John Williams compusiera en el 93, ya que varios de sus cortes más representativos están expuestos tal cual. El problema es que en determinados momentos dan la impresión de estar insertados con calzador y solamente en ciertos instantes están claramente bien empleados. Otro de los inconvenientes es que la música nueva del prometedor Michael Giacchino, no queda en muy buen lugar al poder compararla de forma tan directa y tampoco parece guardar demasiada fidelidad con el estilo de Williams, aun utilizando motivos musicales comunes y suponiendo que su intención fuera precisamente alejarse del gran maestro neoyorquino.

En cualquier caso, cumple perfectamente su función de cine entretenido y sirve para pasar una buena tarde veraniega.

28/07/2015

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