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martes, 28 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET

Nadie mejor que Martin Scorsese para contar el meteórico ascenso profesional y económico del joven Jordan Belfort, que “triunfó” en los años 90 y que se conocía con el sobrenombre que da título a esta película. Es el director perfecto para retratar todo el submundo que se esconde tras la fachada del éxito, el lujo y el dinero. El resultado, una magistral y divertidísima producción cinematográfica que a pocos dejará indiferente.

Puede parecer una mezcla entre “El Gran Gatsby” por la intervención de un omnipresente Di Caprio, que está francamente bien encarnando a otro multimillonario promotor de fiesta aunque con menos clase y mucha más desvergüenza, y una especie de locura desenfrenada tipo “Resacón en Las Vegas”, en la que por suerte dejan disfrutar al espectador de las continuas juergas. Todo ello en un contexto similar a “Wall Street” de Oliver Stone.

Podríamos decir que es un filme muy masculino, mostrando sin tapujos el comportamiento más básico andrógeno. Es ahí donde se vuelve descarada y hasta escandalosa. Es posible que ciertas mujeres se sientan ofendidas al verla, ya que la figura femenina no queda en muy buen lugar, prácticamente reducida a un mero objeto. Digamos que evidencia cómo se comportaría la mayoría de los hombres si tuvieran el dinero que llegó a tener Belfort con esa edad.

Habla de personas sin escrúpulos ni moral pero también de las de honor, honradez y justicia, donde el concepto de triunfo y fracaso se confunden.

Otro aspecto, para mí más obsceno, es el consumo abusivo y compulsivo de drogas, que se expone con el realismo propio de esos ambientes. A veces asociada a situaciones cómicas y otras destapando su lado más crudo y amargo. En cualquier caso solo pretende manifestar una realidad, no hacer apología.

Está repleta de secundarios no muy conocidos pero que representan su papel a la perfección. Destacan el disparatado compañero interpretado por Jonah Hill y que nos puede recordar al Zach Galiafanakis de “Resacón”, la belleza extrema de Margot Robbie, el gran trofeo de Belfort, y la corta pero hilarante intervención de Matthew McConaughey que protagoniza uno de los momentos más memorables de la película.

Su punto débil es, sin duda, su excesivo metraje (3 horas), pero por fortuna lo que Scorsese deja en su montaje final tiene la virtud de entretener en todo momento.

28/01/2014

miércoles, 22 de enero de 2014

LA LADRONA DE LIBROS

Historia ambientada en la Alemania nazi con la particularidad de que no está narrada, como la mayoría, desde el punto de vista del sufrimiento judío, aunque está presente, sino de una niña adoptada por una familia alemana en un régimen que también castiga la caridad y el sentido humanitario.

Supone la segunda película de la joven actriz canadiense Sophie Nélisse y su debut en Hollywood. Para mi gusto su actuación adolece de expresividad y su continencia interpretativa impide que transmita más y mejor al espectador. Suerte que se encuentra flanqueada por dos excelentísimos actores de dilatada experiencia como Emily Watson, que hace de la aparentemente odiosa madre adoptiva y Geoffrey Rush, con cuya ternura se gana fácilmente el favor del público.

Al contrario de lo que pudiera parecer no es en sí un canto al amor por la literatura, es algo más que eso. Un testimonio histórico en el que queda patente el poder de la cultura que siempre han conocido y temido los regímenes autoritarios y por extensión cualquier supremacía política, ya que nos hace más juiciosos, críticos y libres, perjudicando su interés por manejar las voluntades del pueblo.

Al igual que es imprescindible para la supervivencia humana el cobijo y la comida que nutre al organismo, en este caso se presentan los libros como sustento indispensable que alimenta el alma. La ladrona de libros se ve en la obligación de aprovisionar de literatura a su protegido, no por deleite estético sino por una necesidad vital, sobre todo cuando supone la única ventana al mundo, convirtiéndose a su vez en un bálsamo curativo del espíritu e incluso del cuerpo.

Por lo demás, la cinta se mantiene en un buen tono pero tal vez sea demasiado plana, se echa de menos la presencia de episodios que conmuevan y agiten el ánimo de verdad. Afortunadamente va mejorando hacia el final y es capaz de emocionar, aunque sea de forma somera.

Como original, la presencia de un discreto y enigmático narrador que se desvela al final de manera sorprendente.

Personalmente elegí ver esta película por el placer de volver a escuchar en una sala la música del gran maestro John Williams, que le ha supuesto su 49ª nominación a los Oscars (es la segunda persona más nominada de la historia del cine después de Walt Disney). No es de sus piezas más originales, aunque es eficaz como siempre. Está muy en la línea de una de sus obras maestras, “Las cenizas de Ángela”, lo cual supone una garantía aunque sea por las reminiscencias de esa maravillosa partitura compuesta en 1999.

22/01/2014

lunes, 20 de enero de 2014

EL MÉDICO

Digna adaptación de uno de los fenómenos literarios de los últimos años, no tanto por su fidelidad con la novela (hay muchas cosas que cambian) sino por su entidad fílmica. Tiene como ventaja contar con una buena historia situada en una época y lugar con un atrayente exotismo y que se sabía del gusto del gran público. Aunque es cierto que esto tiene también sus inconvenientes por las altas expectativas que crea, pero en general no decepciona.

Es difícil desligar su análisis del libro en el que está basado, cuenta con todos esos ingredientes que le hacen ser un best-seller y me recuerda bastante a otro gran éxito que se llevó a la pantalla como fue “El perfume”, pero en lugar de quitar vidas en ésta su protagonista lucha por salvarlas. Ambas poseen cierta similitud estructural que le hacen, al parecer, crear un interés masivo (chico de infancia difícil con una cualidad innata sobrenatural en su disciplina y que va en busca del conocimiento).

Para mí lo más destacable es que se deja ver sin suponer una catástrofe para los bibliófilos, aportando aquello de lo que adolece la literatura, una ambientación y una belleza visual que me cuesta concebir superior en la mente del lector más imaginativo. Naturalmente carece de la profundidad que Noah Gordon expresa en el texto, tanto en lo narrativo como en el estudio y relación de los personajes, pero esa es la obvia superioridad de la literatura sobre el cine.

Interesante es la reflexión que plantea de la eterna rivalidad entre la ciencia y la religión (al igual que “Ágora” de Amenábar). Queda patente una vez más cómo el poder de las creencias mal entendidas unidas a la mezquindad humana de la que han hecho gala ciertos poderes a lo largo de la historia, se impone sobre la razón y la lógica científica que hacen que el mundo avance.

También por fin vemos en una producción estadounidense o europea, como es el caso, que el mundo oriental está por delante del occidental y presenta a la medicina musulmana como la más avanzada de la época, personificada en Avicena (Ibn Sina) que además fue filósofo, científico y polímata, muestra de que las diferentes disciplinas del conocimiento no se concebían como departamentos estancos. Un ejemplo de ello es ilustrado cuando se trata la teoría de la música de las esferas.

Conclusión, película aceptable muy indicada para lectores perezosos o amantes del pensamiento medieval.

20/01/2014

sábado, 4 de enero de 2014

12 AÑOS DE ESCLAVITUD

Conmovedora historia narrada con una maestría insultante por parte del hasta ahora desconocido director británico de ascendencia afrocaribeña y con nombre de estrella de Hollywood de los años 60 y 70, Steve McQueen.

No es difícil adivinar su argumento a tenor del título y hay muchas cosas que ya nos parecen vistas pero tiene profundidad y riqueza cinematográfica, además de estar llena de momentos memorables. Marcada por un brillantísimo guion, basado en un hecho real y por unas fantásticas interpretaciones es, sin duda, una de las películas del año.

Destaca el diálogo actoral entre Michael Fassbender y el protagonista absoluto Chiwetel Ejiofor, que vence con claridad este simbólico pulso y lo postula como un serio candidato al Óscar.

Lo más importante de todo es que, a pesar de tratar un tema algo recurrente en la cinematografía estadounidense, conmueve de verdad sin excesivos artificios, hurga en los sentimientos más profundos del espectador, removiendo las tripas, excitando la conciencia y tocando el corazón.

Tiene escenas que son toda una metáfora de vida y aunque las comparaciones son odiosas y se deben salvar mucho las distancias, se pueden extrapolar a situaciones actuales. Cómo reacciona el ser humano ante las injusticias y lo mucho o lo poco que queremos arriesgar para luchar contra ellas, sobre todo cuando se trata de problemas ajenos y con los que debiéramos solidarizarnos. En muchas ocasiones no actuamos convenientemente porque no somos conscientes de que también nos afectan a nosotros en mayor o menor medida. Todo ello fruto del dominio psicológico que ejerce el poder para aletargarnos y hacer que nos conformemos con nuestra parte de miseria y así evitar la sublevación social. Un ejemplo claro de esto se ve retratado en la secuencia de la soga.

En otro orden de cosas, comentar que incluso Hans Zimmer que me suele resultar algo manido, vacío y facilón, es aquí más contenido y realiza una banda sonora valiente y original (no parece él), poniendo las notas precisas sin abusar de su, en ocasiones, innecesario protagonismo. De lo más interesante que le he escuchado últimamente desde Sherlock Holmes.

En definitiva, una película obligada que merece la pena ser vista por todos.

04/01/2014

viernes, 3 de enero de 2014

LA VIDA SECRETA DE WALTER MITTY

Bonita historia con un prometedor planteamiento inicial y muy bien hecha desde el punto de vista técnico, se nota que Ben Stiller, aparte de ser resuelto y exitoso como actor domina el oficio cinematográfico y le permite afrontar con solvencia retos así también desde la dirección. En este sentido me quedo con algunos detalles artísticos como, por ejemplo, la integración de los créditos iniciales en el propio paisaje urbano de la escena y un entorno visual y fotográfico bastante atractivo.

Por lo demás, no creo acertado el desarrollo de la película, digamos que lo mejor y más original aparece al principio y se puede ver prácticamente en el tráiler de la misma. Considero que deberían haber explotado más ese maravilloso mundo interior del protagonista y jugar más con el espectador pero, como digo, todo eso se diluye pronto. En cualquier caso, se puede disfrutar de sus espectaculares paisajes y con la sencillez y ternura de su personaje principal. El hermoso mensaje final deja un regusto dulce que hace que merezca la pena, pero desde luego el global de la cinta es bastante decepcionante.

Queda también la duda de saber cómo sería de haberla realizado Ron Howard o Steven Spielberg, interesados en el proyecto, que es un remake de una comedia musical de 1947 protagonizada por Danny Keye.

03/01/2014